- 28 gramos de gelatina sin sabor, en lámina o en polvo, como la consigas.
- 2 tazas de agua.
- 1 taza de leche condensada.
- 1 taza de leche evaporada.
- 125 gramos de queso crema o queso ricotta.
Separa las dos tazas de agua. Una la dejarás fría y pondrás ahí la gelatina a que se hidrate un poco, en caso de que sea la de lámina, que usualmente viene así la que es sin sabor. Si es gelatina en polvo, salta este paso. La otra taza de agua, sin importar la gelatina que uses, debe calentarse. Ponla en una olla y hazla hervir. Apaga en lo que rompa hervor y agrega la taza de agua fría con tu gelatina hidratada. Si es gelatina en polvo añade la gelatina al agua caliente primero, deja diluir y luego añade la taza de agua fría. Ahora, deja que enfríe un poco. Mientras, en otro envase mezcla las leches y el queso. Puede ser queso crema o ricotta, ambos sin sal. Mezcla bien. Cuando esté homogeneo añade la mezcla de la gelatina y el agua y une todos los ingredientes. Traslada a un envase donde quepa perfecto y mete a la nevera por más de tres horas para que cuaje y además enfríe. Sirve con un buen trozo de pastel o bizcocho de vainilla.
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